Probablemente no lo puedas llegar a entender nunca jamás si no eres INFP. De hecho, me atrevería a decir que no lo podrías entender nunca por el simple motivo de que no eres yo, pero como siento que necesito tratar de formalizar esta faceta de mi personalidad y plasmarla en un lenguaje que cualquiera pueda entender, lo voy a intentar.
Creo que esta forma de ser es algo genérico que compartimos las personas con una personalidad similar a la mía y es que somos muy curiosos. Extremadamente curiosos. Algo que considero en sí una virtud que demuestra nuestro propio humanismo. El problema para mi reside en el motivo de la impulsiva curiosidad y sus nefastas consecuencias. Pues bien, analizando mi comportamiento a lo largo de mi vida me he dado cuenta de que me fascinan las curiosidades puesto que no acabo de desarrollar ciertas facetas del mundo que para otras personas son de cajón. Y es más, siento que es algo que los INFP compartimos sobre algún ámbito de la sociedad: nos fascina, no porque nunca lleguemos a comprenderlo, sino porque no somos capaces de adaptarnos a él; y opino que este ámbito en nuestro caso siempre se suele dar en la inteligencia social y las relaciones sociales. En otras palabras, nos encantaría tener un manual de cómo integrarnos correctamente en las interacciones sociales. Es algo que me fascina y abruma, los lazos psicológicos que se prevén en numerosas ocasiones y que a menudo no somos capaces de captar y lo más importante, de actuar conforme a ellos.
Asi pues algo que puede parecer obvio a menudo nos descoloca en la forma de afrontarlo y no sabemos que hacer con ello. Sucede que a menudo no controlamos nuestro lenguaje porque no somos capaces de sincronizarnos del todo en una cultura determinada con una forma de actuar determinada. Muchas veces no somos capaces de expresar sentimientos y presuponemos situaciones que nos hacen sentir nerviosos porque no son fáciles para nosotros, dado que no es algo innato en nosotros, sino que, si somos capaces de afrontarlo medianamente bien, es por habernos fijado en nuestro alrededor y habernos hecho un diagrama mental con la forma de actuar en todas las situaciones en las que la hemos cagado alguna vez.
Es raro.